La adaptación, particularmente en esta etapa de mi vida escolar no fue muy fácil, pero tampoco fue muy difícil. Lo comparo con otras temporadas de mi vida pasada, y me doy cuenta de que nada volverá a ser como la prepa. Nada. Pero eso todo mundo lo sabe. Yo lo daba por sentado, y ahora que las piezas comienzan a encajar en mi propia vida, no me queda más que el miedo a lo desconocido.
Es gracioso.
Te acostumbras a las personas con las que has vivido por 3 años. Sabes las manías de cada una, lo que les gusta, lo que odian, lo que creen, lo que hacen, a dónde salen, y el porqué de que no salgan. Su tipo de música, la forma en como caminan, como visten, a que hora llegan, sus talentos, sus defectos, sus puntos débiles, sus aficiones, sus obsesiones.
Y ahora puedo decir, sin temor a equivocarme, que odio saber, que esta ha sido la mejor temporada de mi vida, y que todo esta a menos de un año de acabar. Ok, la universidad puede ser mucho mejor (o peor), pero hasta ahorita, esto es lo que conozco. Esto es lo que he vivido, y esto es lo que no quiero dejar. Miro atras, y el nudo en la garganta aparece.
Miedo. Mucho miedo e incertidumbre en mi horizonte.