11.10.10

I was happy.

Y digo que era. Pero no significando que esté triste...OH! no.

Se trata de uno de esos tantos días donde ni idea tienes de cómo te sientes, o de cómo deberías sentirte, de cómo deberías reaccionar ante lo que te está pasando. No tienes nada seguro. Caminas sobre la cuerda floja y mientras haces todo tu esfuerzo para no caerte, tienes la mente en otras cosas que podrían ser o no trascendentales. Ya no sabes ni qué pensar. Te muerdes los labios, haces anotaciones en tu cuaderno, dibujas cosas sin sentido, te pasas una mano por el cabello, luego la otra y te recargas en la mesa.

¿Qué estás haciendo de tu vida?

La estás viviendo al máximo? le das tiempo a lo que realmente importa? Has leído algún libro nuevo? No. En cambio, duermes demasiado, comes muy tarde, o a veces no comes, y cuando a la gente se le ocurre preguntarte ¿Cómo estás? Ni sabes qué contestar, pero siempre optas por el típico "bien" delator, que solo hace que la gente sepa que estás muy lejos de ahí.

Y sí, estás bien lejos.
Estas ida. Adiós raciocinio, adiós palabras, adiós pensamientos coherentes. De pronto sientes que quieres formar una oración decente, algo que poner en tu diario, y cuando entiendes que no va a salir nada, te rindes. Pero aun así sabes que tienes tanto qué contar. Todo se atoró en una parte de tu cerebro y se rehusa a salir. De nuevo sientes que explotas, que no cabes en ningún lado, que todo te queda muy grande...que no quieres entender nada, solo deseas encerrarte en tu recamara, ahogarlo todo con música, y deseas en silencio, que como por arte de magia, todo se componga.

Era feliz. Lo juro. Ahora quién sabe qué siento. Es un hueco...es más profundo todos los días.

No hay comentarios: