1.4.09

2. I will follow you into the dark.

Francia aun desde arriba se veía encantadora. Tenía pocos recuerdos de la primera vez que llegó allí hace más de 11 años, solo en plan de simple turista, junto a su hermana y su abuela. Desde ese día había jurado regresar. Ahora que estaba ahí, todo se veía diferente, pero no menos bello. Tomó un taxi que la llevó a su hotel, en las afueras de París. Al llegar solo se limitó a botarlo todo junto a la puerta, y destendio la cama con desgano, se deshizo de los zapatos, y se metió debajo de las sábanas. Estaba muy cansada. 11 horas de vuelo, ciertamente no eran cualquier cosa, y es que no solo era eso...estaba cansada emocionalmente. No por nada había huido de California, como si su vida dependiera de ello. 

Le costó un poco de trabajo dormir, pero al final pudo cerrar los ojos por un buen rato, hasta que abruptamente su teléfono sonó. Para ese entonces, ya llevaba algunas horas dormida. El celular vibraba de forma desquiciada, y la tonada característica que acompañaba el anuncio de una llamada no paraba de oírse repetidas veces. Buscó en la penumbra su bolsa, y tomó el celular de hasta abajo de todas sus cosas. Contestó sin siquiera ver quién era. 

-Annie? por dios, dónde te has metido!? acabo de ir a tu casa...por favor, no quiero que te vayas, bien sabes lo importante que eres para mí, y si te vas...me volvería loco...es en serio...-Annie lo cortó en seco.
-Lo siento, pero ya es demasiado tarde...-le dijo tragando saliva con un poco de trabajo. Odiaba tener que decírselo. 
-Qué?! a qué te refieres? dónde estas?!-le dijo exaltado. Cerró sus ojos. No le iba a decir donde estaba. De hecho, quería colgarle en ese instante pero no podía...
-Lo siento tanto, creo que fue mejor para los dos...probablemente con el tiempo lo entenderás...-le dijo, a punto de colgar. 
-Anna...yo...-colgó. No pudo soportar más. 

Aventó el teléfono contra la pared, lo que hizo que se partiera en pedacitos. Ese era el segundo paso de la huida. Desconectarse de todo, y de todos. Ahora sí...había una vida nueva esperándole.

Al día siguiente, fue a las oficinas de Vogue, donde ya tenía una cita concertada con el editor en jefe. Tenía un poco de nervios, pero sabía que nada podía ir mal. De todos modos, él mismo la llamó para estar ahí. Desde que se volvió fotógrafa profesional, se la pasaba de un lado a otro, y vaya...no podía quejarse de absolutamente nada, la vida le sonreía, aunque a ratos no siempre era así, pero tenía que sobre llevar las cosas. Tenía que ser fuerte por ella misma, como siempre lo había sido, ahora menos que nunca podía flaquear. Empezó a trabajar desde esa misma tarde, con una sesión de fotos en los jardines de los Campos Elíseos. Un escenario impactante, y más allá de hermoso. De niña juraba que ese lugar estaba encantado, y ahora que lo volvía a ver, se sentía un poco más alegre. No creía lo pronto que se estaba acoplando al estilo de vida Francés, obviamente diferente al estilo de vida americano, al que siempre estuvo acostumbrada. Recordaba todavía sus lecciones de francés a temprana edad que le daba su abuela todas las tardes sin fallar. Ahora, se lo agradecía, pues no tenía problema alguno para comunicarse. 

Terminó de tomar fotos muy tarde. Pero no le importaba tanto, porque la vida nocturna en París siempre era una gran manera de escapar de todo lo demás. Siempre había un café abierto, un bar, un restaurant, casi cualquier cosa para mantenerse entretenido mientras el insomnio durara. Y eso era una gran noticia para ella, que padecía de insomnio. 

Lo que no le había pasado por la cabeza, hasta ese preciso momento, en que se sentó en una banca de un parque solitario, era que, siendo quien era, no podía vivir escondida por siempre. Era Annie Gibbons. Fotógrafa profesional, y famosa casi en cualquier lugar. Además, Vogue le haría una fiesta de bienvenida el viernes, y se anunciaría formalmente su estadía ahí. Y las noticias, obviamente llegarían a E.U y a su vez, a California. Y se enteraría. Claro que se enteraría, después de todo, el mundo puede parecer tan pequeño...

Y lo que tampoco recordaba, era que Brian mismo tenía una llave de su apartamento. Y en ese preciso instante, estaba entrando. Quería pistas. Indicios de su escondite. Estaba dispuesto a encontrarla, y traerla de vuelta. La necesitaba, la necesitaba aun sabiendo que él había sido el culpable de su partida, pero quería enmendarlo. La culpa no lo dejaba ni dormir en las noches. No podía ni componer una canción decentemente, porque inmediatamente le sorprendía el rostro de Anna en la pared, o en cualquier lugar en el que se encontrara. Necesitaba estar cerca de ella. La lejanía lo estaba matando tanto o más que a ella, y lo peor del caso, es que ni siquiera tenía idea de a donde se había ido. No sabía si podía estar en NY, en Belize, en España, en Rusia, o en Australia. No sabía nada. Se sentía como un explorador enmedio de la amazonía, sin brújula, y con un pequeño pedazo de mapa. 

Empezó a sacar cada cajón, y vaciaba el contenido en el suelo, después, se sentaba, y leía cada uno de arriba a abajo, para ver si encontraba algo...y nada. Nada parecía fuera de lo normal. Después fue a su recámara, la miró con melancolía y tristeza. Las sábanas yacían ahí, deshechas, todavía estaba su pijama en el suelo, y la toalla con la que salía del baño. Después, vio el armario medio vacío, y los cajones abiertos. Parecía que habían entrado a robar. Y de alguna forma así se sentía él. Robado, privado de algo tan importante en su vida como lo era ella. Se sentó en la cama, y se llevó las manos a la cara. Estaba frustrado y triste. Empezaba a oscurecer, y estaba a punto de irse. El solo hecho de estar ahí, sin ella, le enfermaba.

Por último, quiso abrir el cajón de su buró derecho. Lo que encontró ahí, no tenía precio. 


Era su diario, y una carta membretada con un VOGUE FRANCE en letras grandes a su nombre. 
No podía creer que se le hubiera olvidado su diario, cuando siempre había sido tan apegado a ese libro de tapas negras gastadas. Después, sacó la carta del sobre, y leyó con cuidado. 

"Nos complace muchísimo que hayas aceptado nuestra proposición. Estoy seguro que con tu toque personal, esta revista será todavía más exitosa de lo que ya es. Estamos muy emocionados de tu llegada, y te esperamos el lunes. Queremos que te sientas como en casa." 


Tomó el papel, el sobre y el diario, y se salió de ahí, dispuesto a tomar el primer avión que lo llevara a Francia.
Obviamente, el destino le tenía preparadas otras cosas. No iba a ser tan fácil llegar a ella, después de todo. 








Ahí esta. Capítulo 2! Comentennnn! qué les pareció, que no, sugerencias, comentarios, reclamos, etc, etc. :B

1 comentario:

meep dijo...

si sugerencias...
QUE SE LLAME MAFIE

next next!!!!!!
q paso q paso
por q deja a brian D: